La inflación en la eurozona mantuvo su tendencia a la baja en febrero, alcanzando un 2.6% interanual, aunque ligeramente por encima de las expectativas de los analistas. Este descenso gradual, junto con la continua disminución en la inflación subyacente, que excluye la energía y los alimentos, acerca el índice a la meta del 2% establecida por el Banco Central Europeo (BCE). La institución ahora se encuentra bajo presión para evaluar si esta trayectoria justifica un recorte en las tasas de interés, que habían sido incrementadas progresivamente durante 2023 para contrarrestar el aumento de los precios.
Mientras tanto, los expertos económicos muestran cautela respecto a la posibilidad de un recorte de tasas en el corto plazo. Jack Allen-Reynolds de Capital Economics argumenta que los gobernadores del BCE necesitan más tiempo para estar convencidos de que la inflación caerá de manera sostenible al 2%. Carsten Brzeski del banco ING sugiere que un recorte no debería estar en la agenda hasta junio. Aunque la inflación sigue retrocediendo gradualmente, persisten las incertidumbres sobre la evolución de los salarios y la confianza en la recuperación económica en la zona euro, lo que podría influir en la decisión del BCE en los próximos meses.
Comments